ETA dinamitó hoy hace un año las expectativas sobre el fin del terrorismo al hacer estallar una furgoneta cargada con más de 200 kilos de explosivo en un aparcamiento de la T-4, la nueva terminal de Barajas, en Madrid.
La organización dejó bien claro, a los de su entorno y a los que deseamos su desaparición, que su camino es el del terror y el miedo.
Se trató, una vez más, del reconocimiento de su impotencia. De nuevo entró en una estrategia suicida e insensata, tanto por intentar colocarse por encima del dolor de las víctimas y el terror de los ciudadanos, como por la frustración que provocó en la gente en general y en la suya en particulaar.
Le quedan armas, le quedan balas, le quedan adeptos, le quedan gentes amedrentadas y acojonadas, pero no le queda mas que desprecio y repugnancia por la gran parte de la población por la que dice actuar. Como decía El País hace un año: Es la hora de la valentía. Los cobardes viajan con dinamita.
La organización dejó bien claro, a los de su entorno y a los que deseamos su desaparición, que su camino es el del terror y el miedo.
Se trató, una vez más, del reconocimiento de su impotencia. De nuevo entró en una estrategia suicida e insensata, tanto por intentar colocarse por encima del dolor de las víctimas y el terror de los ciudadanos, como por la frustración que provocó en la gente en general y en la suya en particulaar.
Le quedan armas, le quedan balas, le quedan adeptos, le quedan gentes amedrentadas y acojonadas, pero no le queda mas que desprecio y repugnancia por la gran parte de la población por la que dice actuar. Como decía El País hace un año: Es la hora de la valentía. Los cobardes viajan con dinamita.
