en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

martes, 5 de febrero de 2008

A España le están afectando dos enfermedades propias de las sociedades prósperas: el infantilismo y el victimismo.

Nadie ha hecho nunca nada malo ni equivocado y son legión los que se dicen víctima de alguna cruel e injusta persecución. Reconocer los propios errores es demasiado adulto para estar de moda. Es más fácil romper los espejos. Hoy patalea la izquierda abertzale, el colectivo social mas infantilizado de Europa.



Cuando se haga mayor, descubrirá que es mucho más fuerte que ETA, que tiene más futuro, pues el terrorismo no tiene ninguno, que no necesita para nada a los pistoleros y que, sin embargo, está arrodillado ante ellos; que se ha degradado moralmente y que no está siendo valiente sino cobarde. Mientras tanto, para no ver sus calzones manchados, prefiere sentirse víctima de sucias maniobras orquestadas en la oscuridad.

Hay otros delirios también de actualidad. El más agudo es de la Conferencia Episcopal. Cree que son las leyes las que han modificado las costumbres, cuando es evidente que son los cambios en las costumbres los que han obligado a modificar las leyes. Un error óptico lleno de ventajas, pues ahorra reflexiones complejas y se inventa un lobo feroz, algo muy eficaz para asustar al rebaño. Y una ventaja suplementaria: permite a ciertos obispos vivir subvencionados y, sin embargo, ceñirse la corona del martirio.

Oído a Iñaki Gabilondo en "Las noticias de Cuatro"