en la que los catalanes elegirán su Parlamento.
en la que elegiremos el nuevo Parlamento Europeo.

martes, 24 de noviembre de 2009

Monarquía, Divorcios y Premios

Leí el otro día que la princesa española que, si no hubiese preferencias machistas de por medio, hubiese terminado siendo la reina de España tras el actual monarca, si la República no lo impide, se divorcia de su esposo, de aquel con el que salió en carroza de la catedral de Sevilla y cuya boda, retransmisión televisiva incluida, nos costó un pastizal a todos.


Esa princesa que, para serlo, se tiene que definir como ferviente católica y que es hermana de otro, este sí que va para rey, que se casó con una divorciada. Es decir dos principes que se tutean con uno de los pecados mas reconocidos por esta Iglesia mayoritaria y semioficial en el reino, Iglesia que monta sus cristos a algunos gobiernos pero que calla cobardemente cada vez que sus señores terrenales le desobeceden tan descaradamente.


Yo creía que uno podía representar una cosa o una idea  en tanto que sus dichos y sus actos no resultasen entrar en conflicto de manera especialmente descarada. O sino, hasta que le pillasen, que era cuando por "motivos personales" dimitía. Pero parece ser que algunos y algunas se reservan incluso ese derecho de pasarse lo que ellos consideran de lo mas sagrado por sus respectivos arcos triunfales. Y esto, estimo que es tremendamente feo.


Por otra parte, he leído en el blog de Solana que , el próximo día 2 de diciembre, el ex presidente del gobierno del estado José María Aznar entregará al Rey el “primer premio FAES de la libertad”. Me he quedado de piedra. Me temo que la Casa Real no se ha dado cuenta de lo que ese movimiento puramente partidista significa. José María Aznar (del PP) va a poder dar la noticia de que él es quien puede premiar al Rey según lo haga bien o lo haga mal. Naturalmente según el criterio del PP y su fundación FAES.


Hay una lectura perversa para el futuro de la monarquía: pareciera que esa institución es propiedad de los conservadores españoles y -por lo tanto- deben ser ellos los que dictaminen si el monarca lo está haciendo bien o lo está haciendo mal.


Hay otra lectura peligrosa: a partir de ahora todas las Fundaciones de todos los partidos políticos pueden intentar el mismo dislate, premiar al Rey por lo que ellos crean que es digno de premio..