en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

lunes, 7 de junio de 2010

La montaña sigue pariendo ratones

El nuevo intento de “proceso de paz” impulsado por Batasuna nos muestra, de nuevo, su capacidad de iniciativa. El MLNV se ha vuelto a desdoblar entre “posibilistas” y “ortodoxos” y ha utilizado, como en otras veces, lo“intangible” a su favor y ha vuelto a oponer a las bases: defender que las “bases” de los partidos abertzales están de su lado (incontable) y que los “dirigentes” (contable) han sido fríos ante esta nueva iniciativa. Esta vez, Batasuna ha conseguido ilusionar a Eusko Alkartasuna y ELA (optimistas por naturaleza), pero también a la cauta Aralar y a muchos ciudadanos con ansia de paz. Además, ha conseguido que Nafarroa Bai se fracture, como consiguió con Eusko Alkartasuna o ELA, gracias a “Hamaika Bil Gaitezen”. Es curioso que en nombre de la “unidad abertzale”, se rompa la única coalición abertzale de Euzkadi. De hecho, es la muestra clara de la atracción de los cantos de sirena de una “izquierda abertzale” que nunca ha respetado a los demás partidos, ya que los ha utilizado a su favor y no a favor de los intereses de Euskadi o de los abertzales.

Para este “proceso” Batasuna ha impulsado, como siempre, nuevas apuestas por utilizar “vías únicamente políticas” y ha apostado por grandes manifiestos como el de Alsasua o declaraciones como la de Bruselas en los que nos repiten los tópicos de ayer y hoy como “proceso”“escenario” y en la que exigen “altura de miras” a los demás, mientras hacen un análisis triunfal de sus cincuenta años de coacción al Pueblo vasco. De la misma manera, ETA ha seguido matando, aunque haya aceptado “la Declaración de Bruselas” y aunque ahora calle. Esta contradicción ha demostrado que estamos ante una nueva especulación del MLNV. Batasuna es consciente de que en este momento, en el que la gente está harta de la actividad totalitaria de ETA, es necesario crear las condiciones para que parezca que la organización armada no existe o próximamente vaya a dejar de existir.

Por eso, ante este nuevo intento de “proceso de paz” me muestro escéptico. Ojalá me equivoque y estemos ante el verdadero “proceso”. Yo también deseo que ETA deje la violencia política para siempre y se retracte de cincuenta años de violencia y destrucción. Pero me da que esta vez volverán a acertar los que nos dicen que “la montaña ha parido un ratón” o que explican los caminos ideológicos de la violencia revolucionaria.