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viernes, 28 de septiembre de 2012

Poco más que un boletín interno



Los comunicados de ETA, cada vez más, tienden a cumplir la función de un ‘boletín interno’ que cada cierto tiempo se publica aprovechando alguna fecha significativa en el calendario ritual. 

Aunque formalmente la comunicación se realiza al Pueblo Vasco (ETAren agiria Euskal Herriari), en realidad, con excepciones como el del anuncio del cese definitivo, son comunicaciones dirigidas a su mundo político para poner de relieve el criterio de la organización sobre cuestiones estratégicas o coyunturales. Máxime cuando sobre tales cuestiones puedan existir discrepancias entre ETA y la izquierda abertzale, así como en el seno de ésta. 

Es cierto que cuando ETA representaba un activo para la izquierda abertzale los pronunciamientos de aquélla tenían para ésta un valor añadido. Hoy, afortunadamente, los comunicados habituales de ETA, aunque se den en precampaña, no representan un activo especial para la izquierda abertzale, salvo el que anunciara su desarme y disolución. 



Mientras tal declaración no se produzca, los ‘agiris’ de ETA son recibidos por la mayoría de la sociedad con indiferencia y hasta con cierto hartazgo. En cambio en la izquierda abertzale y en sus socios la eventualidad de un comunicado creo que se vive con un comprensible grado de preocupación e incertidumbre. De ahí que este mundo prefiera ahora una ETA silenciosa, sobre todo respecto de las cuestiones que directamente afectan a la sociedad vasca y su futuro. 

Es un trago difícil de digerir para quienes durante décadas sostuvieron con firmeza lo contrario; es decir, tener que admitir por necesidad e interés partidario, no tanto por convicción, que ETA no es un agente político y que aunque pueda tener opinión ésta resulta irrelevante para la sociedad vasca, pues esa organización no representa ninguna voluntad ciudadana, sea cual sea el problema y sea cual sea el escenario para su resolución. 

Es esta evidencia precisamente la que mejor expresa el fracaso de la estrategia militarista desarrollada durante décadas y que tenía su sustento en la caracterización de ETA como agente que representaría al Pueblo Vasco en su soñada negociación con el Estado. Sin embargo, lo que es una evidencia para la sociedad no parece que lo sea para ETA ni para la izquierda abertzale. ETA se ve así misma como agente político que trata de influir y condicionar las pautas y el comportamiento de la izquierda abertzale en esta nueva etapa. Los comunicados constituyen en este sentido una expresión de esta pretensión de controlar y de condicionar la práctica política y social de la izquierda abertzale. 

Así, en el último comunicado la organización armada advierte que la izquierda abertzale debe efectuar las adaptaciones precisas para corregir errores y superar las carencias que se han identificado en el camino recorrido hasta ahora, y le insta igualmente a prepararse para responder a los retos presentes y a los que se avecinan. Nada se dice sobre los errores y las carencias, pero es obvio que dicho requerimiento pone al descubierto la existencia de discrepancias respecto de la actuación política institucional. 

No es extraño que surjan diferencias dado el abismo que existe entre lo que ese mundo representaba en la política vasca y lo que realmente está haciendo, convertidos en unos gestores más mediocres que brillantes del statu quo. Responsables institucionales que han descubierto que la acción política tiene sus límites y sus limitaciones. Sobre todo quienes predicaban que iban a poner ‘patas arriba’ el modelo económico y el sistema institucional y ahora en cambio les toca gestionar la crisis con criterios de austeridad, recortes y demás miserias. 

Es normal que en la izquierda abertzale surjan discrepancias y sobresaltos en ese tránsito de ser un movimiento basado en el contrapoder a convertirse en una formación que trata de poner en marcha sus alternativas desde el poder institucional, con sus ventajas y sus limitaciones. Lo que no es legítimo ni admisible es que ETA pretenda condicionar, desde fuera y desde dentro, lo que es un ámbito exclusivo de la política.

Xabier Gurrutxaga en EL CORREO hoy