en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

sábado, 23 de febrero de 2013

Sabia decisión para recuperarse del grave error que supuso no haberla adoptado hace treinta años.

La izquierda abertzale celebra hoy su primer congreso constituyente bajo la forma del partido político Sortu. Se ha visto obligada por exigencias externas y necesidades internas a dar un paso importante y establecer cuando menos una ruptura formal con los modelos organizativos y con las formas de funcionamiento del pasado. Es cierto que no es la primera formación legal de la izquierda abertzale, pues ya conocimos las marcas de Herri Batasuna y Batasuna, aunque desconozco si efectuaron actos constituyentes. Pero también es cierto que con Sortu es la primera ocasión en que la izquierda abertzale celebra su congreso sin subordinaciones ni servidumbres respecto a estrategias ajenas, concretamente de ETA.


En los estatutos se establece con claridad meridiana que la ruptura con los modelos del pasado tiene como objetivo «impedir su instrumentalización por organizaciones que practiquen la violencia, o por partidos políticos que fueron ilegalizados y disueltos por razón de su connivencia con ella». Me parece muy saludable este ejercicio de reconocimiento de la realidad por parte de los promotores reales de la ‘nueva izquierda abertzale’, que recogen en los estatutos esta idea de ruptura con el modelo anterior. Sin embargo, mucho me temo que no han sentido aún la necesidad de profundizar en este ejercicio rupturista y aplicarlo también al proyecto político que durante más de treinta años ha representado la izquierda abertzale.

No hay ninguna referencia autocrítica de lo que ha representado esta estrategia. Sencillamente, se nos dice que la izquierda abertzale «toma la decisión histórica de dar por superada la estrategia políticomilitar desarrollada durante 53 años, poniendo en marcha una estrategia exclusivamente política, basada en la lucha de confrontación democrática y pacífica». Sin embargo, no explica las razones por las que quedó superada aquella estrategia que durante tanto tiempo defendió. Convendría que la izquierda abertzale explicara su decisión sobre el final de la lucha armada poniendo sobre la mesa las verdaderas razones. No es bueno que se engañe a sí misma. Cuando transcurran unos años se darán cuenta de lo acertado de la decisión actual y del grave error que supuso no haberla adoptado hace treinta años.

De Gurrutxaga, ayer, en Vocento