en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

jueves, 20 de junio de 2013

El notario es el único animal que tropieza 13 veces en el mismo documento


El choque de trenes entre Hacienda y la infanta Cristina ilustra a la perfección la paradoja de qué sucedería si una fuerza irresistible se enfrentara a una piedra inamovible. Nada. No sucedería nada. La fuerza irresistible no es tonta y acabaría dando un rodeo mientras pide disculpas con una tosecita: “Perdone, no la había visto. Usted a lo suyo. Pues no tengo yo campo para pasar”.


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Al parecer, Hacienda se equivocó con el número de DNI de la infanta Cristina, a pesar de que sólo cuenta con dos dígitos. Es un error de esos tontos que a la postre ha resultado muy inteligente. Tan inteligente que muy probablemente pase a los anales de las matemáticas. El problema se enuncia más o menos así: 13 fincas valoradas en 1’4 millones de euros entre 13 notarios y me llevo 14. O también como un chiste infalible: el notario es el único animal que tropieza 13 veces en el mismo documento. Creíamos que las oposiciones a notaría incluían ecuaciones de quinto grado y logaritmos fuera de órbita, y al final tienen que llamar al conde Draco. Algunos ya están estudiando un cursillo de aritmética para repasar el cambio en kioscos y panaderías.

No es el único 13 que hay en medio de este embrollo, lo que viene a demostrar que, en efecto, el 13 es un número que trae mala suerte. Sobre todo a Hacienda. Había 13 notarios, había 13 fincas valoradas en 1,4 millones de euros, el número de DNI de la infanta Cristina es el 14, el número de DNI de la infanta Elena es el 12. Con tal baile de cifras, la verdad, es casi imposible no liarse. Al final Hacienda no sabía si había 14 fincas, 12 infantas, 13 meses en el año y 1,4 notarios. Como ente casi metafísico, Hacienda está acostumbrada a fórmulas a gran escala, a números astronómicos, kilométricos, pero en estas cifras simples de andar por casa es donde mete la pata. Le pasa como al gigantón de La princesa prometida que fue vencido por un único espadachín subido a su chepa porque, como él mismo decía: “Estoy especializado en grandes grupos”. Igual que una princesa puede detectar la molestia de un único guisante a través de 14 colchones, la infanta Cristina ha localizado un error a través de 13 notarios.

Es un signo de auténtica realeza que la Infanta no vaya a presentar ninguna querella, ni siquiera una personal contra Montoro, que presumía de saberse al dedillo las faltas y pecados de todos los defraudores y luego va y se equivoca en un carné de dos cifras. Si llevan así las cuentas en el ministerio de Hacienda, en el de Economía en vez de ábacos estarán usando bolas chinas. Pero gracias al perdón real, el abogado de la infanta no tiene ni que descorchar el bolígrafo. Ni el peluquero de míster Proper curra menos. Entre el trabajo que le quita la Fiscalía y el que le quita Hacienda, Miquel Roca se está convirtiendo en el parado mejor pagado del mundo.