en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

viernes, 25 de octubre de 2013

Hablando de la fiesta de hoy

Hablando de la fiesta de hoy, nos damos cuenta que a muchos el concepto mismo de ciudadanía les incomoda, por su carga de libertad individual. 

No hay nacionalismo, ni el vasco, ni el serbio, ni el catalán, ni el español, ni ninguno que acepte renunciar a establecer un modo "correcto" de ser nacional. 

Por eso una fiesta "nacional" no puede para ellos conmemorar jamás el acuerdo entre diferentes, dispuestos, además, a mantener su diferencia, sino que debe ser una fecha que certifique que hay una realidad previa, sagrada, telúrica, que sería la auténtica forma de ser nacional y a la que todos debemos responder con más o menos entusiasmo (eso es lo que entienden y aceptan como diversidad).

Alegan que la fiesta fue establecida sin el acuerdo general, y efectivamente así fue. En todo caso ese acuerdo será siempre imposible salvo que seamos los demás quienes aceptemos una fecha que para ellos pueda cumplir esa función de recordar a todos que hay una esencia de lo que es ser y comportarse como vasco. Una fecha que nos recuerde a los desafectos que la nación, generosa y paciente, aun nos espera.