en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

domingo, 12 de agosto de 2007

Navarra y la doble amenaza

La cobardía se ha consumado. La abstención ha funcionado y a UPN, de nuevo, en el trono han colocado. Y que no nos vendan milongas de respetos a las listas más votadas. Y por si no estábamos sobrados de amenazas, ambos protagonistas de esta locura que nunca debió de ocurrir, se obsequian con tonterías como las que refleja la tira del periódico EL PAIS del viernes.

Y siguiendo con el comentario de J.J. Imaz del post anterior, me quedo con que ...

-Ha faltado visión de Estado para acabar con un foco de inestabilidad permanente y alguien debería haber pensado que la Transición quedó inacabada en Navarra, y que en estos momentos en que el vasquismo político salía de la marginalidad, dejaba de estar liderado por el radicalismo y estabilizaba la comunidad política compartiendo responsabilidad de gobierno, se ha tratado de presentar como violentos a los que tienen unas convicciones democráticas intachables y se ha dado con la puerta en las narices a aquellos que, con gran valentía, habían cortado amarras con el mundo radical, lanzando una señal equívoca a los que todavía dudan sobre dar ese paso o no. Todo por la encuesta de la mañana.

-Ha faltado visión de Estado para acabar con un foco de inestabilidad permanente e integrar a un 30% de la población que, liderada ahora por fuerzas democráticas, se siente cada vez más empujada fuera del sistema político. a todos nosotros nos toca actuar con la misma responsabilidad que demostraron nuestros predecesores, porque su visión de futuro y su voluntad estratégica no estaba fatalmente condicionada por una sumisión a las clientelas electorales y porque comprendieron que profundizar en el pluralismo es el mejor medio para construir espacios de convivencia. Sin someterse a la encuesta de la mañana.

-Ha faltado visión de Estado porque y sostienen que nuestras sociedades no entenderían determinados acuerdos. Se equivocan. Yo estoy convencido de que lo que no entienden es que hayamos sido incapaces de ponernos lealmente de acuerdo, sin que ello suponga consensos absolutos o renuncias a otras legítimas aspiraciones. Ése era el mensaje de Kohl, más allá de la encuesta del desayuno.