en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

lunes, 27 de agosto de 2007

“Transversalidad” versus “Horizontalidad”

Vieja discusión en muchos campos de la vida. En concreto, en el mundo de la enseñanza, al cual pertenezco, creo que casi siempre ha apostado, si observamos las diferentes corrientes pedagógicas más influyentes de las últimas décadas, de manera sensata, y por muchos y diferentes motivos, por la transversalidad.


Y llevando el tema a la discusión política y, sobre todo, a la vía que puede sacarnos del largo túnel de mutua incomprensión en el que estamos metidos, la transversalidad es la única solución de futuro para la convivencia de los vascos, y ante las manifestaciones del consejero de Justicia, Joseba Azkarraga, realizadas la semana pasada mientras el que suscribe estaba de vacaciones con la familia, en las que animaba al nacionalismo vasco a no eludir una confrontación con el nacionalismo español, implican, en mi opinión, una enorme irresponsabilidad impropia de un político de su teórica importancia.

Yo también soy de los muchos vascos que estamos hartos del frentismo y del enfrentamiento estéril e inútil, y pienso sinceramente que la transversalidad es, tal como ha señalado Imaz últimamente, la única solución de futuro para la convivencia de los que vivimos en este País.

Azkarraga dice defender una alternativa exclusivamente nacionalista lo que, en mi opinión, no es más que volver a una política fracasada y, además, contradictoria con la que a veces practica su partido, ya que en Gipuzkoa no dudó en hablar con el PSE-EE para la posibilidad de crear una alternativa conjunta en oposición al Partido Nacionalista, y en Nafarroa, bajo la marca de NaBai, que EA no dudó en defender, y donde se apostaba por una coalición entre esta coalición nacionalista y el PSN, EA no hacia ascos a la transversalidad.

Por otra parte, seguir, erre que erre, con el tema de la consulta, cuando todos sabemos que no se dan ni siquiera las condiciones que el propio tripartito establece para ella en su programa de Gobierno ya solo puede implicar ganas absurdas de dar la tabarra. En el programa de gobierno se hablaba de la celebración de una consulta en ausencia total de violencia y no parece que haya mucho que explicar a la ciudadanía de que no estamos precisamente en una situación de ausencia total de la misma. Durango es tan solo, y de momento, el último ejemplo.

Al contrario de todos los que han saltado en contra de las tesis de Imaz, fundamentalmente los dos socios del tripartito, yo preferiría que se impusiese el sentido común y que lo que haya que hacer para decidir el futuro de los vascos se haga, a ser posible, entre todos los partidos políticos, y si no es posible, al menos, con el mayor consenso posible, y para ello es imprescindible que al menos, los dos grandes partidos, EAJ-PNV y PSE-EE, estén en la misma onda, y no volvamos a un escenario parecido al de Lizarra, hermosa ciudad en la que precisamente he pasado esta última semana, pero que, como todos sabemos, el acuerdo que llevó su nombre, fracasó estrepitosamente por no cumplir los requisitos que acabo de mencionar y que fueron el fruto de un trabajo horizontal en vez de transversal. Tal vez entonces no hubo otra posibilidad, pero al día de hoy, creo sinceramente que hay posibilidades y margen de maniobra para apostar clara y sinceramente por la transversalidad, porque, y como señala Imaz, el pacto y la no imposición es el procedimiento por el que se constituyen las reglas de juego de las sociedades avanzadas.