en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

lunes, 14 de enero de 2008

Todos con los números boca arriba.

Sería bueno que todas las organizaciones legales del país, ya sean culturales, deportivas, artísticas, caritativas, religiosas, científicas, políticas, etc. tuviesen un registro de socios, afiliados, simpatizantes o miembros, como quiera llamarse. Listados de gente apuntados tras su previo consentimiento y que sirvan para saber el número de seguidores de cada entidad.

En general es así, y por ello sabemos cuántos afiliados tiene el PNV, cuántos socios el Athletic, cuántos pagamos cuota en Gesto por la Paz, en Greenpeace, en Amnistia Intenacional o en la asociación de mujeres del pueblo, etc...

Y entiendo también que haya colectivos, movimientos o entidades que prefieran no saber exactamente cuantos son. No lo comprendo muy bien, pero lo respeto.

Lo que no me parece tan bien es que haya entidades de este último grupo que, no solo aspiren, sino que exijan que la administración les dote de importantísimos recursos económicos, sin apenas compensación, y con casi nula forma de control de gastos. Eso ya no lo veo tan correcto. Mas bien lo veo feo y mal.





¿Que pegas tiene la Iglesia de Roma para seguir las mismas normas que el resto de las entidades?

¿No sera que le da miedo preguntar a la sociedad cuántos de sus miembros realmente están de acuerdo con todos sus preceptos, están dispuestos a colaborar en su mantenimiento económico, y en consecuencia, a autoproclamarse públicamente miembros de la entidad?

¿No será ...?