en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

jueves, 4 de septiembre de 2008

¡Qué mala es Russia!

Es un estado con una indudable vocación imperialista.
Nunca ha dudado en intervenir fuera de sus fronteras si algún país extranjero "invadible", de los denominados "bajo su influencia", tomaba resoluciones que no fuesen acordes con sus intereses.

No ha dudado nunca en paralizar las decisiones de la ONU si ésta pretendia adoptar resoluciones, por muy consensuadas que estuviesen, que no fuesen aceptables para sus objetivos.

Si en algún momento ha habido que hacer un parentesis en la defensa de los derechos humanos porque la "causa" lo merecia, no han dudado ni un segundo en hacerlo.
Los intereses de los nacionalismos y culturas minoritarias internas han sido represaliados indiscriminadamente durante toda la existencia de su imperio, adoptando en el extranjero una defensa "hasta la independencia" de pequeños territorios en estados "no amigos" o apoyando la represión de dichos movimientos por sus estados "amigos".

La defensa de los intereses de sus ciudadanos ha sido utilizado reiteradamente como excusa para intervenir donde haya sido necesario.
Sus gastos en armamento siempre han estado al margen de discusiones mundanas como la salud o la educación de sus ciudadanos. Si el interés del estado así lo recomienda, quien se oponga a esta importante inversión en "seguridad propia", sinonimo de "libertad", haciéndolo de manera "reincidente y peligrosa para la estabilidad", es inmediatamente acusado de cobarde, traidor a la patria o simplemente, puesto "fuera de juego".
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Pero, ¿de quién estamos hablando? ¿De Russia o de EE.UU.? Tanto monta, monta tanto.
O sea, que haciendo lo mismo, unos son buenos y otros son malos. ¡Uff! ¡Qué dificil de digerir!