en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

domingo, 17 de mayo de 2009

Yo tampoco he sido invitado a Bilderberg

En el honrado negocio de las teorías de la conspiración, el patrón oro puede encontrarse en el Grupo Bilderberg. Todo eso de la demolición controlada de las torres gemelas y lo de Rubalcaba saltando de tren en tren con las mochilas del 11-M es un juego de principiantes comparado con una organización secreta de poderosos que rige los destinos del mundo bajo un velo de secreto (el tema recurrente en las pelis de 007). Es un secreto relativo, porque cada año se sabe dónde celebra la reunión anual y que indefectiblemente Henry Kissinger asistirá a ella. Y aunque no sea así, todos deseamos que ocurra. ¿Qué país recomendará bombardear Henry esta vez?
Bilderberg es si acaso un Davos sin periodistas: otra cumbre anual de gente influyente en el mundo de la política o de los negocios (parece que los comisarios de la UE siempre son bien recibidos). Los mismos tipos que decían que habíamos entrado en una era de prosperidad sin retorno. Ideológicamente, están entre la derecha y la extrema derecha, con algún socialdemócrata tan moderado que casi podría pasar por liberal, sobre todo si procede del Reino Unido. Como funciona bajo las reglas de Chatham House, los participantes no pueden relatar el contenido de las discusiones. Si alguno habla demasiado, no vuelven a invitarle. La única diferencia con otras reuniones, seminarios o asambleas de think tank es que no hay periodistas, un detalle no muy dramático. La única diferencia con asambleas donde tampoco se permite la comunicación con periodistas es que los otros no han desarrollado una rica mitología codigodavinciana.
Este año, la cita se celebra en un hotel de Grecia. The Guardian ha enviado a un aguerrido reportero a intentarinfiltrarse. De momento sin mucho éxito, pero el periplo le da básicamente para comentarios humorísticos y situaciones absurdas. El periodista como inspector Clouseau es un tema que siempre da mucho juego. Ya se sabe que sólo los periódicos británicos se dan el gustazo de practicar el sentido de humor.
En fin, por mucha influencia que tengan sus invitados, si el clan de Bilderberg es tan poderoso, ¿cómo pudo permitir que Aznar eligiera a Rajoy como su sucesor?
La alternativa de un siniestro Gobierno en la sombra parece deprimente. Pero en realidad resulta prescindible. No es necesario alarmarse. Por decirlo rápido, ya nos joden bastante a plena luz del día.