en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

viernes, 10 de julio de 2009

La enésima revuelta uigur

En Occidente duele mucho más todo cuanto ocurre en la ex finca de los simpáticos lamas (singular mezla de señor feudal y obispo) que en el remoto Turkestán Oriental, pero ...

La revuelta uigur en la región autónoma de Xinjiang (noroeste de China) ha vuelto a dejar en entredicho la fiabilidad de la mayoría de los medios de comunicación de información, que acusan graves deficiencias a la hora de difundir conocimientos, aparte de los medios que se dedican claramente a recrear la realidad por interés o con fines políticos; además de los que incurren en errores por comodidad o por simplismo. Este fenómeno desinformativo o intoxicador es similar al acaecido en la primavera del 2008 con motivo de los disturbios registrados en el Tíbet, territorio del que algunos llegaron a decir que había sido siempre independiente y que no perteneció a China hasta que se produjo la revolución maoísta.

La adscripción de la vasta región de Xianjiang (1,5 millones de kilómetros cuadrados: ¡tres veces España!) a China es un guadiana pero, en todo caso, histórica y legalmente es muy reciente. Es más, al contrario que en el Tíbet, el Turkestán Oriental (tal es el topónimo propio de gran parte de Xinjiang) sí fue un Estado plenamente independiente; por ejemplo, durante el período 1864-1877 y ya más recientemente, 1933-34, bienio durante el que existió una efímera y desgraciadamente malograda república, que fue liquidada gracias a un pacto sino-ruso, pues Moscú temía la extensión del independentismo uigur a los países vecinos del Asia Central que en esa época pertenecían a la Unión Soviética, en tanto que la entonces débil pero inmensa China no estaba dispuesta a perder las riquezas minerales del territorio.

El conflicto va mucho más allá de ser un pleito de raíz religiosa --visión esta que también ha sido ampliamente difundida-- y es muy complejo, pues hay variados factores económicos, sociales, culturales, políticos, geopolíticos, religiosos e incluso odios interétnicos de irracional motivación y que en algunos aspectos son ancestrales.
Al igual que en la mayoría de ocasiones conviene huir de los maniqueísmos. Ni todos los uigures son independentistas y buenos, ni todo lo chino es malo.

Y un dato que es fundamental: el Turkestán Oriental, y por extensión gran parte de Xinjiang, es uno de los territorios del planeta en los que a lo largo de la historia se han registrado más levantamientos, revueltas y enfrentamientos civiles; caracterizándose por haber sido, junto a países como Afganistán, uno de los espacios más ingobernables y socialmente desestructurados del mundo.

Para quienes estén realmente interesados en acercarse a la realidad uigur y a la de Xinjiang para entender con cierto rigor los problemas que allí se viven, es aconsejable leer El conflicto de Xinjiang: La minoría uigur y la política de Pekín (en PDF), de Nicolás de Pedro (Fundación Alternativas).

(Recogido del blog Im-pulso, de Félix Soria)