en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

lunes, 12 de abril de 2010

Cristianismo e islam


Ya sabemos que en los países de tradición cristiana hay enormes sospechas sobre el mundo árabe en general y sobre el mundo musulmán en particular. Digo más, caído el Muro de Berlín, la diferencia entre musulmanes y cristianos parece que puede dividir el mundo. Mucho cuidado, no construyamos un enemigo donde sólo hay otra creencia religiosa.

Los cristianos deberían meditar sólo una cosa: la religión musulmana lleva 600 años de distancia en su evolución con la religión cristiana. Conviene repasar algunos datos. Precisamente hace 600 años, las diferencias entre los cristianos llevaron a que hubiera dos Papas en la cristiandad: Avignon y Roma. Y luego decimos que no entendemos la diferencia entre chiitas y sunitas. Ese cisma duró 40 años. Hace 600 años los castellanos andaban conquistando Antequera a los musulmanes españoles. Y luego pensamos que eso de los musulmanes en España es cosa de gentes que no eran de aquí.

La llamada Reconquista es -a la vez-  una guerra civil y una guerra de religión como tantas otras; llena de disparates propios de las guerras civiles y lleno de brutalidades propias de las guerras de religión. Pero ahora parece que eso del islam es un problema. No digo que no lo sea, digo 1º. que hay que entenderlo, 2º. que hay que tener paciencia. Las religiones empiezan a dejar la violencia como instrumento de convicción cuando empiezan a hacerse laicas.

El cristianismo dejó la violencia (y no en todas partes) digamos que en el siglo XVIII. Pues ayudemos al islamismo a que deje la violencia en menos tiempo del que hemos necesitado los cristianos. Con los tiempos cristianos los musulmanes considerarían la violencia como un sinsentido religioso allá por el 2.500. No puede ser que un mundo intercomunicado acepte fechas así para convivir. Las dos religiones y sus ciudadanos creyentes tienen que hacer un esfuerzo para que este proceso de secularización de la vida musulmana se acelere. Con respeto a las creencias, pero con condena creciente a los radicalismos y a los dogmatismos.Y absolutamente a la violencia.

(Texto recogido del blog de L. Solana)