en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

lunes, 7 de febrero de 2011

Ellos han necesitado treinta años para aceptarnos. Yo necesitaré algo menos, pero que no me metan prisas.

Con un gran montaje publicitario en fascículos (Hoy la presentación, mañana el nombre, pasado a Madrid), la izquierda abertzale radical ilegalizada se ha presentado a la Democracia ... con 30 años de retraso. Han presentado unos estatutos que los demás presentaron ya hace tres décadas. Se creen que han descubierto el fuego y que encima hay que aplaudirles. No se dan cuenta, ni ellos ni quienes les jalean, que el reloj no lo ponen ellos. Que no son ellos los que marcan los tiempos. Somos los demás. Los que hace seis lustros aceptamos la democracia, mejorable y defectuosa democracia, pero el mejor de los sistemas políticos al día de hoy. Ellos lo han estado ignorando, despreciando, boicoteando y escupiendo, y hoy quieren entrar como si fuesen los valedores de la misma. ¡Y encima con prisas! ¡Qué curiosos! Yo, para digerir semejante cambio, y aceptar que no es otra estratagema más, necesito tiempo.
www.elcorreo.com/vizcaya/20110207/
Armaola en su blog también comenta cómo en claro intento de dejar la cosas meridianamente transparentes, hacen lo que tenían que hacer. Rechazar la violencia de ETA entre otras. Particularmente me alegro de ello. Sin embargo, no debemos olvidar todo lo sucedido desde Txiberta a nuestros tiempos. La cantidad de insultos, de amenazas, de persecuciones y lo que es más importante, la cantidad de muertos, heridos, huérfanos, viudos y viudas que han dejado por el camino para … para NADA.

Y me alegro de que haya llegado este día. Sin embargo, no puedo dejar de tener un cierto sabor agridulce, cuando tengo la convicción de que lo hacen por salvarse, por no desaparecer. Me hubiese gustado más que lo hubiesen hecho por la petición que le ha hecho la sociedad vasca durante tantos años, más que por la espada de Damocles que supone una ley que les llevaba al ostracismo. Me habría gustado más que las palabras de hoy no tuvieran como destinatario al gobierno o a los jueces. Me habría gustado que el destinatario hubiese sido la sociedad y sólo la sociedad.

Pero … por algo se empieza y quiero ver en este anuncio un comienzo. Un comienzo 30 años más tarde. Un comienzo en el camino que los demás llevamos transitando mucho tiempo. Un comienzo en un camino que no es fácil. Ellos han necesitado treinta años para aceptarnos. Yo necesitaré algo menos, pero que no me metan prisas.