en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

domingo, 18 de marzo de 2012

Una encrucijada económica histórica requiere un acuerdo multipartidista del mismo nivel

Hablando de economía, un domingo como hoy, y tal como indica Juan Bengoechea en su artículo de hoy en EL CORREO, lo ideal hubiera sido que Bruselas nos concediese una moratoria hasta 2015 o, como han solicitado una docena de gobiernos, se acometiese un plan de estímulo. Pero el núcleo duro del euro teme la reacción de los mercados, ofreciendo como única salida reformas estructurales. El problema reside en que esas reformas, aunque indispensables para superar la crisis, tienen a corto plazo efectos contractivos. 

A estas alturas no hace falta ser un especialista para advertir que España se halla en una encrucijada histórica. Por eso hubiera sido deseable que las medidas adoptadas fuesen fruto de un pacto entre el Gobierno y la oposición, toda o casi toda la oposición, entendida como tal, no solo el "gran segundo partido", sino también los pequeños en Madrid y grandes gobernantes en sus territorios específicos. Pero en democracia los incentivos para rechazar las iniciativas impopulares del Ejecutivo resultan, al parecer, irresistibles.(Sobre todo si el que gobierna hace lo que tu harías pero sin necesidad de que te tengas que mojar ante tu electorado). Rajoy cayó en la tentación cuando gobernaba ZP, y hoy hacen lo propio los Rubalcaba, Mas, Urkullu y cia. Todos ellos saben, sin embargo, que muchos de los derechos ligados al Estado de bienestar son insostenibles. También saben que el fracaso de las iniciativas del Gobierno nos pondría, tal y como le ha ocurrido a Grecia, a los pies de los mercados. Por tanto, el fracaso de Rajoy nos interpela a todos, incluidos los pasmados socios europeos. Porque España, al ser demasiado grande para un rescate, arrastraría en su caída a toda la zona euro. Sería la madre de todas las crisis.