en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

viernes, 26 de abril de 2013

Rajoy, con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver

Cuando se escriba la historia de esta gran depresión del siglo XXI, si es que algún día se acaba, que nadie olvide quién puso más de su parte para agravar la depresión, agudizar el dolor y llevar a la miseria a millones de personas en media Europa. Se llama Angela Merkel. Ella no provocó la crisis, claro que no. Ella tampoco es la única culpable, no es tan simple. El egoísmo alemán no perdona nuestros aeropuertos peatonales, nuestra corrupción sistémica, nuestro fallido sistema fiscal ni nuestra burbuja inmobiliaria. Pero Merkel es la máxima responsable de que esta crisis se haya alargado innecesariamente. Es ella quien ha embarcado a Europa en esta locura donde un punto de inflación es más preocupante que un 26% de paro. Es la doctora sádica que aplica esta medicina envenenada.

La crisis de la deuda que explotó en 2008 fue global. No hay duda de eso. Pero solo Europa sigue atrapada en ella, mientras el resto del planeta ha salido del pozo.

Todas las demás zonas económicas del mundo han aplicado la misma receta: inyectar dinero a carretadas en la economía para así salir del bache; apretar a fondo el acelerador sin preocuparse de la inflación ni tampoco por el aumento de la deuda pública. Sus bancos centrales han comprado sus bonos del estado para garantizar la solvencia de las cuentas públicas y que el pago de intereses no se coma la mitad de los presupuestos. Lo ha hecho Estados Unidos, lo ha hecho Reino Unido, lo está haciendo Japón. Lo ha hecho todo el mundo menos la zona euro, que sigue el camino de la austeridad por el empecinamiento de Merkel: una suerte de penitencia moral, que solo está provocando dolor sin expiar los pecados. Cinco años después, seis millones largos de parados, dos millones de familias sin ingresos en España, media Europa sumergida y la propia industria alemana tocada por la caída del mercado europeo, ¿qué más evidencias hacen falta de que vamos por el camino equivocado?


Y, si encima, estamos gobernados por políticos mentirosos, donde la corrupción y el robo sistemático sigue siendo perdonado ...

“Con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver”. (Proverbio arameo).