La clave está en los aguacates. No van a ser las advertencias del FMI, ni los editoriales del Financial Times ni mucho menos el presidente chino Xi Jinping en Davos alzando la voz en defensa de la globalización. No. Lo que realmente podría hacer dudar a los votantes de Donald Trump de que sea buena idea imponer aranceles a México son los aguacates.
De llevar a cabo sus amenazas arancelarias, los nachos con guacamole del descanso de la Super Bowl corren el peligro de convertirse en un artículo de lujo. Y eso no hay posverdad que lo resista.
Coincidiendo con la gran final de la liga de fútbol americano (NFL), que será el 5 de febrero en Houston, la demanda del aguacate michacano se dispara en EEUU más de 750% (pasa de 18.000 a 150.000 toneladas por semana). El año pasado se batió el récord con 278 millones de aguacates vendidos para el gran día, la celebración en la que más alimentos se consumen en Estados Unidos después del Día de Acción de Gracias.
Habrá que estar muy pendientes de lo que le pase con el aguacate. Si Trump renegocia el NAFTA, ni siquiera estará a salvo algo tan americano como la final de la Super Bowl.