en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

martes, 7 de noviembre de 2017

La noción del pueblo sólo temerariamente puede sobrepasar el área de la cultura.

La cantidad de conceptos básicos indispensables para la correcta aplicación de las Leyes, para la convivencia democrática y para el bienestar y prosperidad de los ciudadanos que han caído en la confusión, la manipulación torticera o en la absoluta ignorancia es descomunal.
Para un demócrata de finales del siglo XX o del siglo XXI, la noción del pueblo sólo temerariamente puede sobrepasar el área de la cultura. Y suicidamente llegar a derechos políticos. Partamos del principio que España como democracia moderna incluye razonablemente abundante en habitantes, lleva inherentes varias y diversas culturas, de todas las cuales los españoles no sentimos orgullosos, y así han de sentirse también los europeos.
Es la famosa diversidad tantas veces llamada a capítulo, como si estuviera en peligro o pudiera desaparecer. Imposible, España era plural con Argantonio, con Recaredo, con los Reyes Católicos, Con Felipe V, con Franco, y eso no lo cambia ni la mano divina. Sencillamente, es. Lo mismo sucede, por cierto en todas las grandes democracias.
Nada hay más 
peligroso para la paz y la convivencia de europeos, españoles y catalanes, (los habitantes de las regiones catalanas), que la invención política de pueblos elegidos que quieran excluirse, o someter. Eso ya lo vivimos.Y convendrá apuntalar bien esos conceptos cuando se revise la Constitución para hacerla aún más democrática.